Según relataron vecinos del lugar, el hombre que se aventuró a nadar en las calles de Lanús era una persona en situación de calle que frecuentaba una estación de servicio cercana. La imagen, que inicialmente podría haber sido interpretada como cómica, rápidamente se tornó en un recordatorio de los peligros que conllevan las inundaciones repentinas y la vulnerabilidad de aquellos que se ven afectados por ellas. Aunque el episodio pudo haber terminado en tragedia, sirvió como un llamado de atención sobre la urgente necesidad de mejorar las infraestructuras de drenaje y la asistencia a las poblaciones más vulnerables durante eventos climáticos extremos.
En Barracas, otro hecho sorprendente tuvo lugar cuando dos hombres decidieron aventurarse en kayak por las calles anegadas, siendo grabados por un vecino. Estos incidentes ejemplifican la magnitud del caos provocado por la tormenta que azotó la región, dejando áreas enteras sumergidas bajo el agua y provocando estragos en el tráfico y la vida cotidiana de los habitantes del AMBA. La situación, que se vio agravada por la cantidad récord de precipitaciones en un corto período de tiempo, destaca la necesidad de medidas urgentes para prevenir y mitigar los efectos de futuras tormentas en una región vulnerable a eventos climáticos extremos.