Tras la reciente cesión del archipiélago de Chagos a Mauricio, el periodista británico Simon Jenkins, a través de una columna en el influyente diario The Guardian, ha planteado que el Reino Unido debería reconsiderar su posición sobre las Islas Malvinas. Según Jenkins, mantener “seguros” a los kelpers, como se denomina a los habitantes de las Malvinas, representa un gasto de más de 70 millones de euros anuales, calificando esta política como parte de un “delirio imperial” que el Reino Unido debería abandonar.
“Gran Bretaña necesita abandonar sus delirios de imperio: renunciar a las Islas Chagos es un buen comienzo”, así comienza la columna publicada por Jenkins. La reciente devolución de Chagos a Mauricio ha reavivado el debate sobre los territorios de ultramar que aún mantiene Londres, entre ellos las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur. Jenkins señala a las Malvinas como una de las dos “dependencias problemáticas” que persisten en la política colonial británica, instando a que se sigan los pasos dados con Chagos.
El artículo también critica duramente el legado colonial de Gran Bretaña y la postura de sus sucesivos gobiernos. Jenkins subraya que “estos sueños de la era colonial le están costando caro al país”. Para el columnista, las consecuencias financieras y diplomáticas de mantener territorios como las Malvinas son insostenibles en la actualidad. El acuerdo con Mauricio, argumenta, debería ser el inicio de una revisión profunda sobre el papel del Reino Unido en estos territorios.
A lo largo de su columna, Jenkins destacó cómo muchos territorios británicos han avanzado hacia la independencia en las últimas décadas, como Belice, Tuvalu, las Seychelles y las Bahamas. Sin embargo, otros siguen bajo la “protección británica” y, a juicio del periodista, esto representa una carga para las finanzas del Reino Unido. Jenkins también menciona que algunas de las ex colonias británicas, como las Islas Caimán y las Islas Vírgenes Británicas, se han convertido en paraísos fiscales, afectando negativamente a la economía del país. “Algunos territorios avanzan, mientras que otros solo agravan el agujero en las arcas británicas”, concluye el periodista en su contundente crítica.