En medio de la Cumbre Aseguradora Argentina, el economista Ricardo Arriazu buscó desmarcarse de las versiones que lo señalan como asesor directo del presidente Javier Milei. “Al presidente no lo conozco, todo el mundo cree que soy el asesor, nunca hablé con él”, afirmó Arriazu, quien es conocido por su mirada crítica y análisis profundo sobre la situación económica del país. A pesar de no tener una relación directa con el mandatario, el especialista es escuchado por sectores del gobierno, especialmente por su visión sobre el ajuste económico. “Sus formas me podrán gustar o no, pero quiero ver lo que hace”, agregó, poniendo en duda los rumores que lo vinculan estrechamente con la presidencia.
Durante su presentación, Arriazu explicó la necesidad de implementar un plan económico de corto y largo plazo para sacar al país de su actual crisis. “El corto es bajar la inflación, realinear precios y solucionar problemas externos, y el largo, las reformas. Sin lo primero no llego y sin lo segundo, no aguanto”, detalló, destacando que Argentina ha tenido fracasos previos al no completar ambas fases en crisis anteriores. Para él, la economía argentina está en una mejor situación de lo esperado, aunque reconoció los efectos negativos sobre la actividad, el empleo y los salarios. “Dije ‘mejor de lo esperado’, no que ‘viene bien'”, aclaró, anticipando que la recuperación será difícil.
Arriazu también analizó las razones detrás de la histórica decadencia económica del país, a la que calificó como una caída de 120 años. “El mundo aprendió a crecer y nosotros a decrecer”, sostuvo, subrayando que una de las causas fue el aislamiento comercial. Asimismo, recordó las diferentes crisis que el país ha atravesado, desde el Rodrigazo hasta la hiperinflación de los 90, señalando que la falta de confianza y reservas fueron factores clave en estos episodios. Según él, la solución pasa por evitar déficits fiscales y estabilizar tanto el peso como el dólar. “Para estabilizar el peso, tengo que dejar de emitir, y para dejar de emitir, dejar de gastar”, sentenció, destacando la importancia de aplicar una “doble ancla” fiscal y cambiaria para evitar futuras crisis.
En cuanto a la política cambiaria, Arriazu afirmó que el gobierno está aplicando un modelo similar al de los años 60 y 70, con devaluación y luego sosteniendo el tipo de cambio. A pesar de los esfuerzos por controlar la inflación, el economista advirtió que todavía hay dificultades para bajar del 4% mensual desde mayo, pero se mostró optimista con la reducción de la tasa de devaluación hacia febrero. “Mi proyección es que van a bajar la tasa de devaluación al 1,8% mensual y así, la inflación va a ser del 20%”, estimó. A su vez, pronosticó un superávit de US$ 30.000 millones para 2024 gracias a la mejora en la balanza energética y el fin de la sequía, lo que permitiría al país evitar una nueva devaluación y acumular reservas.