La relación entre el presidente Javier Milei y su vicepresidenta, Victoria Villarruel, atraviesa su peor momento y parece haber llegado a un punto de no retorno. La tensión, que ya venía escalando en las últimas semanas, quedó nuevamente en evidencia tras los abucheos que Villarruel recibió el lunes por la noche al salir de la Basílica de San José de Flores, donde participaba de una misa en homenaje al Papa Francisco. “Como a los nazis te va a pasar, a donde vayan los iremos a buscar”, cantaban quienes la insultaban, a los que algunos testigos identificaron como manifestantes ligados a agrupaciones de derechos humanos y al kirchnerismo. Sorprendió, además, que cuentas libertarias en redes sociales también celebraran los agravios contra la vicepresidenta.
Desde el entorno de Villarruel aseguran que ni el presidente ni ningún miembro del gabinete se comunicaron para solidarizarse, ni repudiaron el ataque en redes sociales, a pesar de que hace apenas un año el principal enemigo político parecía ser Cristina Kirchner. “Fue muy violento, no entendieron nada”, lamentó el propio arzobispo Jorge García Cuerva, quien encabezó la ceremonia religiosa. El episodio se produce en un contexto donde Villarruel ha quedado cada vez más aislada dentro del oficialismo: Milei la ha dejado afuera de las decisiones de gobierno, replicando en parte la estrategia que Néstor Kirchner utilizó contra Daniel Scioli en 2003, aunque con una diferencia: algunos funcionarios aún mantienen contacto con Villarruel, algo que el núcleo duro de Milei —integrado por Karina Milei y Santiago Caputo— evita por completo.
Las diferencias también se manifestaron en los mensajes tras la muerte del Papa. Mientras Milei habló de un día “triste” pero no olvidó recordar las “diferencias” que tuvo con Francisco —a quien solía llamar “El Maligno”—, Villarruel eligió un tono más respetuoso, recordando al Pontífice como “surgido de nuestra Patria” y rezando “por el eterno descanso de su alma”. La distancia se notó incluso en pequeños gestos: Villarruel no celebró en redes sociales el levantamiento del cepo cambiario ni la baja del dólar, éxitos que el gobierno festejó efusivamente, aunque su entorno defendió su silencio como un gesto de prudencia. El enfrentamiento público entre ambos quedó sellado el pasado 1 de marzo, durante la apertura de sesiones ordinarias, cuando Milei saludó fríamente a su vicepresidenta y llegó a retarla en público con un seco “no te apures” mientras ella intentaba cerrar el acto.
Hoy, en el oficialismo ya nadie disimula la fractura. Si en un principio Milei valoraba que Villarruel aportara una mirada diferente en temas como la postulación de Ariel Lijo a la Corte Suprema o la política sobre Malvinas, ahora directamente avala su marginación. La vicepresidenta, por su parte, elige no responder de manera directa y sostiene ante sus allegados que “el lugar que ocupa es muy alto para rencillas de poca importancia”. Sin embargo, la crisis institucional ya es inocultable, y el deterioro del vínculo entre presidente y vice proyecta sombras sobre la estabilidad política del gobierno.