La Unión Cívica Radical (UCR) vivió una nueva ola de conflictos internos la semana pasada, cuando cinco de sus diputados decidieron respaldar al Gobierno en la ratificación del veto presidencial a la reforma jubilatoria, una propuesta que la mayoría de la oposición había promovido en el Congreso. Esta decisión encendió las tensiones dentro del partido, especialmente en un momento en que el presidente Javier Milei se prepara para presentar el proyecto de Presupuesto 2025.
El ministro de Defensa, Luis Petri, quien fue candidato a vice de Patricia Bullrich en la coalición de Juntos por el Cambio y competidor por la gobernación de Mendoza en las PASO del año pasado, intervino en la disputa interna. Petri criticó duramente al senador Martín Lousteau, actual presidente del radicalismo, quien ha sido uno de los principales opositores a los diputados que cambiaron su voto en favor del veto. “No son dueños del partido. La UCR no tiene propietarios. No tienen derecho a expulsar a diputados radicales votados por la ciudadanía que venían en la boleta de Bullrich-Petri. Martín Lousteau y los que hoy piden expulsiones perdieron la interna”, afirmó Petri.
El ministro también defendió a los diputados que apoyaron el veto, argumentando que representan a una gran parte de los afiliados y simpatizantes radicales que buscan una alternativa al kirchnerismo. “Representamos a los millones de afiliados y simpatizantes radicales que dijeron BASTA al populismo y decadencia argentina”, señaló Petri, subrayando su apoyo a las ideas de libertad promovidas por Javier Milei. En este sentido, citó a Leandro Alem y Marcelo T. de Alvear como referentes históricos del partido que impulsaron estas ideas.
El cuestionamiento a Lousteau no se limitó a Petri. Rodrigo de Loredo, jefe del bloque radical en la Cámara de Diputados y anteriormente en buena sintonía con el senador, también expresó sus reservas. En una entrevista con Radio Rivadavia, de Loredo señaló que el partido está dividido entre una corriente “ultra opositora con morfología porteña que rivaliza con el PRO” y un radicalismo mayoritario con aceptación de un “horizonte de equilibrio” respaldado por cinco gobernadores. De Loredo criticó la gestión de Lousteau, describiéndolo como errático en su liderazgo y acusándolo de no saber administrar las facciones internas del partido.
Finalmente, de Loredo cuestionó la capacidad de la conducción actual del radicalismo para manejar las tensiones internas, afirmando que “las agreden, las exhiben y hacen que tenga quebraduras expuestas innecesariamente”. De este modo, el partido se enfrenta a una encrucijada importante de cara a las elecciones del próximo año, con la necesidad de tomar decisiones pragmáticas que reflejen la realidad de sus estrategias electorales.