En el juicio que investiga la tentativa de homicidio contra la ex vicepresidenta Cristina Kirchner, el Tribunal Oral Federal 6 (TOF 6) escuchó esta semana a los responsables de su dispositivo de seguridad. El comisario Diego Carbone, jefe de la custodia de Kirchner, defendió el accionar de su equipo durante la noche del 1 de septiembre de 2022, cuando Fernando Sabag Montiel intentó dispararle a pocos centímetros de la cabeza.
Durante su testimonio, Carbone explicó que su rol en la seguridad de la ex mandataria ha sido principalmente administrativo y de control, motivo por el cual no estuvo presente en el lugar de los hechos aquella noche. “Ese día no estaba porque no es parte de mi función, parte de mi rol es el de contralor y fiscalizador de la parte administrativa. La pregunta debería ser ¿Por qué tendría que estar?”, replicó Carbone ante la fiscal general Gabriela Baigún. Además, detalló que en el momento del atentado, la ex vicepresidenta estaba rodeada por su equipo de seguridad, compuesto por aproximadamente diez personas, y que la falta de una respuesta inmediata para evacuarla se debió a que no se percibió ningún “estímulo” que indicara un peligro inminente.
Carbone insistió en que no hubo señales que indicaran un ataque en curso, lo que, según su relato, justificó la permanencia de Cristina Kirchner en el lugar durante los minutos posteriores al intento de homicidio. “Nadie vio, nadie escuchó y nadie se dio cuenta de nada”, declaró el comisario, negando cualquier mal procedimiento. Carbone agregó que se enteró del atentado a través de un video que le envió Guillermo Gallo, otro miembro de la custodia, mientras él se encontraba en una sesión de kinesiología. De inmediato, Carbone contactó al jefe de la Policía Federal Argentina y se dirigió al lugar de los hechos para asegurarse del estado de la ex vicepresidenta.
La actuación del equipo de seguridad fue cuestionada debido a que no fueron los custodios quienes detuvieron a Sabag Montiel, sino militantes presentes en el lugar. Además, la ex vicepresidenta continuó su contacto con el público, firmando libros y caminando entre los militantes, pese a la gravedad del incidente. A este respecto, Gallo, quien también testificó ante el TOF 6, argumentó que “no vimos nada ni escuchamos nada que nos indique ese nivel de peligrosidad”, y que actuó conforme a los deseos de la ex mandataria de mantener su cercanía con la gente.
En paralelo, Carbone y Gallo enfrentaron cuestionamientos sobre la supuesta orden de borrar las primeras imágenes del atentado, a lo que Gallo respondió rechazando cualquier intento de destrucción de pruebas, asegurando que esas imágenes fueron presentadas como evidencia en el proceso judicial. A pesar de la defensa de su accionar, la justicia penal sigue investigando el desempeño del equipo de custodia, bajo la supervisión del fiscal Carlos Rívolo y la jueza María Eugenia Capuchetti, quienes buscan determinar si hubo incumplimiento de los deberes por parte de los funcionarios públicos involucrados.
En su propia defensa, la semana pasada, Cristina Kirchner respaldó el accionar de su equipo de seguridad, afirmando que “actuaron como siempre, con la instrucción para que no se interpusieran en mi contacto con la gente. No tienen nada que ver en esto”, y criticó a los medios de comunicación por intentar responsabilizar a los custodios del ataque sufrido. A pesar de que el sumario administrativo de la Policía Federal sobreseyó a la custodia, el proceso judicial continúa analizando en detalle lo ocurrido esa noche en Recoleta.