Las proyecciones para la campaña de soja 2025/26 no son alentadoras. Según la Bolsa de Comercio de Rosario, la superficie destinada a la oleaginosa registrará un fuerte recorte de 1,35 millones de hectáreas, alcanzando un total de 16,4 millones de hectáreas. Este retroceso confirma la tendencia que venía mostrando la soja en los últimos ciclos, luego de los efectos que la plaga chicharrita tuvo sobre la producción de maíz del año pasado. En tanto, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires difundió su relevamiento de precampaña, proyectando una reducción de 800.000 hectáreas a nivel nacional, lo que implica un descenso del 4,3% respecto del ciclo anterior y rompe con cuatro campañas consecutivas de crecimiento. Aun así, según la entidad porteña, “el área proyectada se ubicaría como la segunda más elevada de los últimos cinco ciclos y se mantendría por encima del promedio del período, calculado en 17 millones de hectáreas”.
El retroceso en la intención de siembra responde principalmente a la menor participación de la soja de primera, que ha sido desplazada por otros cultivos más competitivos. La recuperación del maíz se sostiene por la baja presión del insecto vector Dalbulus maidis, mientras que el girasol consolida su atractivo, especialmente en Córdoba y el sudeste bonaerense. El trigo, que sumó área en la última campaña, permite una mayor proporción de soja de segunda, lo que atenuará la caída a nivel nacional. Según la Bolsa de Cereales, “en esta campaña habrá un cambio en la composición de la oleaginosa: menos lotes de primera, pero una mayor proporción de segunda en comparación con el ciclo previo”.
El impacto de la disminución de superficie no será homogéneo. En el norte del área agrícola, el avance del maíz y el girasol desplaza a la soja, mientras que en el centro, que incluye los núcleos productivos, la menor competitividad de la soja de primera frente al maíz y la expansión del trigo reduce la intención de siembra, aunque los planteos de segunda compensan gran parte de la baja. Por su parte, en el oeste y centro de Buenos Aires, los excesos hídricos acumulados durante el invierno dejaron lotes anegados, lo que condiciona la definición final del área. En el sur del área agrícola, la caída es más moderada, ya que los márgenes resultan algo más favorables a la soja en el sudoeste bonaerense, mientras que en el sudeste se observa un corrimiento hacia maíz y girasol.
Desde el punto de vista climático, la campaña arranca con perfiles de suelo bien recargados, lo que asegura una buena base hídrica para el desarrollo inicial de los cultivos, aunque la humedad en superficie dependerá de las lluvias de primavera. El pronóstico indica precipitaciones normales con fuertes contrastes regionales: excesos en NOA y Chaco, y posibles períodos secos en el centro de la Región Pampeana y el sudoeste bonaerense.
El escenario económico tampoco es favorable. La soja posición mayo-2026 cotiza a 295 dólares por tonelada, un 4,2% más que el ciclo pasado, aunque aún 3,4% por debajo del promedio de las últimas cinco campañas. Los fertilizantes, especialmente nitrogenados y fosfatados, registraron aumentos internacionales de hasta 39% y 37%, mientras que los herbicidas bajaron un 16% interanual. Según los especialistas, “el balance final es de márgenes ajustados, especialmente en campos arrendados, donde la rentabilidad se mantiene acotada o incluso negativa en algunas zonas”. La soja sigue siendo el sector que más dólares genera en Argentina, proyectando ingresos superiores a 19.000 millones de dólares para 2025 a partir de harina, aceite, poroto y biodiésel, pero los desafíos productivos y climáticos marcarán un ciclo complejo para los productores.