El Tesoro absorbió $3,8 billones en una licitación extraordinaria dirigida a bancos, con tasas más bajas y bajo fuerte presión de encajes

En el inicio de la semana, el Ministerio de Economía concretó una colocación “fuera de agenda” con la que logró absorber $3,8 billones, en una licitación exclusiva para bancos que marcó el comienzo del reforzado apretón monetario. Aunque el monto adjudicado se ubicó por debajo de lo que esperaba el mercado, analistas advirtieron que la tasa pagada resultó sensiblemente más baja respecto de las operaciones anteriores.

El secretario de Finanzas, Pablo Quirno, informó al cierre de la rueda que el Tesoro recibió ofertas por $3,799 billones y adjudicó $3,788 billones en un único instrumento: el bono TAMAR con vencimiento el 28 de noviembre. Este título paga una tasa variable vinculada al promedio de los plazos fijos mayoristas que publica el Banco Central, con un adicional de 1%. Al cierre de la semana pasada, esa tasa de referencia se ubicaba en 52,56%. En las últimas licitaciones, el spread sobre TAMAR se había ubicado entre 5 y 6 puntos porcentuales.

“Esta licitación contribuye a completar el objetivo de absorción monetaria luego de la suba de encajes implementada por el BCRA”, destacó Quirno en redes sociales. El Gobierno buscaba esterilizar parte de los casi $6 billones que los bancos no renovaron la semana pasada y que amenazaban con presionar al dólar y a los precios. La operación se vio reforzada por el aumento de los encajes bancarios, que pasaron del 45% al 50%.

La City calificó la operación como inusual. “Fue una licitación atípica, con un solo instrumento y dirigida exclusivamente a bancos. El bono TAMAR terminó saliendo a un spread bajo (1%) relativo a lo que fue la licitación de la semana pasada (6%-7,5%). Esto era esperable porque era el único instrumento elegible para cumplir la integración de los nuevos encajes. De cualquier manera, incluso este spread del 1% sobre TAMAR implica una tasa real muy alta en términos históricos”, evaluaron en Puente.

En la misma línea, el economista Gabriel Caamaño, de Outlier, subrayó que los bancos se vieron “forzados” a participar para cumplir con los nuevos requisitos de efectivo mínimo que dispuso el Banco Central. “Las entidades estaban ante la disyuntiva de dejar sus pesos encajados a tasa 0% o colocarlos en este instrumento extraordinario del Tesoro”, explicó. Pese a la absorción lograda, aún queda un remanente cercano a los $2 billones.

Para Justina Gedikian, de Cohen, el resultado fue favorable desde el punto de vista fiscal: “Con este resultado el rollover quedaría en un 86% en lo que va de agosto, además de que se convalidó un margen sobre TAMAR 5 puntos porcentuales por debajo de la Letamar de noviembre en la última licitación”.

Más allá de la operación, la jornada volvió a mostrar elevada volatilidad en las tasas en pesos. La caución arrancó en niveles del 55% y se desplomó al 2% hacia el cierre, reflejando el impacto del nuevo esquema de encajes diarios. “Un delirio que el encaje sea diario, una ineficiencia tremenda”, se quejó un operador, al describir cómo la obligación de reportar encajes en tiempo real generó distorsiones en el mercado de fondeo.

Desde la consultora Aurum coincidieron en el diagnóstico: “El gran problema de lo vertiginoso de estas tasas se encuentra en la poca previsibilidad para las estrategias de fondeo, lo que pudo impactar en que, con el nuevo criterio diario, las financieras hayan dejado seca de tomadores la plaza en la primera parte del día. Esto generó que el excedente de oferta hacia el cierre derrumbe los tipos de interés”. Según anticiparon, no se descarta que las tasas vuelvan a empinarse en las próximas ruedas.