El impacto de la devaluación del yuan: caen reservas y crecen las presiones sobre la economía argentina

La reciente devaluación del yuan chino, en medio de la guerra comercial desatada por Estados Unidos bajo la gestión de Donald Trump, golpeó de lleno a las reservas internacionales del Banco Central de la República Argentina (BCRA), que cayeron este lunes a su nivel más bajo en 14 meses. La depreciación del 0,4% de la moneda china se combinó con un desplome global de los mercados financieros y una jornada volátil en Wall Street, dejando al país expuesto a un nuevo frente de inestabilidad. Las reservas cerraron en US$ 24.791 millones, con una merma de US$ 330 millones en un solo día. Según fuentes oficiales, casi US$ 200 millones de esa pérdida se explican directamente por la caída de las cotizaciones del oro y las monedas extranjeras: “El yuan es lo que más impactó”, reconocieron desde el Gobierno.

La mayor vulnerabilidad de Argentina frente a los vaivenes del yuan se debe al acuerdo de swap con China, que representa aproximadamente el 50% del stock de reservas. Iniciado en 2009 y ampliado en varias ocasiones, el convenio alcanzó los US$ 18.000 millones, aunque durante la gestión de Sergio Massa se utilizaron unos US$ 5.000 millones para pagar importaciones y compromisos con el Fondo Monetario Internacional. “Esto significa menos dólares en la contabilidad de reservas, la mayor parte son ‘indisponibles’, y dificulta la competitividad”, explicó el exsecretario de Finanzas, Daniel Marx. Su colega, Miguel Kiguel, relativizó el efecto: “La devaluación del yuan quiere decir que tenemos menos reservas brutas, no nos afecta mucho”.

Desde Wall Street se consideró que la medida de China fue “contenida”, aunque algunos analistas alertan sobre su trasfondo geopolítico. “China empezó a devaluar”, afirmó el execonomista de Goldman Sachs, Robin Brooks. “Los movimientos son aún pequeños, pero es una señal a Washington”, indicó. A nivel local, crecen las preocupaciones por un posible aumento de las importaciones desde China. “Prestaría más bien atención al frente comercial: se combina un yuan con menor valor y, sobre todo, la mayor necesidad de China de colocar saldos exportables”, advirtió el economista Ricardo Carciofi, del IIEP.

Las tensiones internacionales llegan en un momento delicado para el Gobierno argentino. La consultora PxQ señaló que, mientras Estados Unidos endurece su política hacia China, “Argentina viene de duplicar el déficit comercial con la potencia asiática”. Sólo en febrero, el rojo bilateral ascendió a US$ 1.118 millones, con un incremento del 104% anual en las importaciones desde el gigante asiático. En paralelo, el ministro Federico Sturzenegger eliminó medidas antidumping sobre textiles y productos químicos, facilitando aún más el ingreso de bienes importados. El presidente Javier Milei, que durante la campaña prometía no negociar con “comunistas”, se reunió con Xi Jinping en noviembre en el marco del G20. Sin embargo, ahora enfrenta la presión de Washington para poner fin al swap. Desde el Gobierno estiman que podrían prescindir de esos fondos si el FMI adelanta más de US$ 10.000 millones y los bancos multilaterales completan el financiamiento.

Así, el escenario global, lejos de favorecer una recuperación ordenada, pone en evidencia las tensiones que atraviesa la política económica argentina, atada a movimientos externos que afectan directamente su balanza comercial y su frágil nivel de reservas.