Este miércoles, el Gobierno argentino adoptó una postura clara en respuesta al paro de transporte impulsado por sindicatos opositores a las políticas del presidente Javier Milei. La medida de fuerza afecta el funcionamiento de subtes, barcos, trenes, camiones y aviones, generando un impacto significativo en la movilidad de los ciudadanos. Desde el Ejecutivo, se emitieron declaraciones contundentes en las redes sociales, resaltando la problemática que enfrenta la población debido a la huelga.
El vocero presidencial, Manuel Adorni, utilizó su cuenta de X para expresar que “la gente no trabaja solo si la obligan a no hacerlo impidiéndole llegar a sus puestos de trabajo”. Esta afirmación busca evidenciar cómo la protesta no solo afecta a los sindicalistas, sino que repercute directamente en los trabajadores comunes que dependen del transporte para realizar sus labores diarias. La postura del Gobierno se enfoca en la necesidad de garantizar el derecho al trabajo de los ciudadanos, que se ven atrapados entre las acciones de los gremios y la búsqueda de soluciones a la crisis económica.
Franco Mogetta, secretario de Transporte, complementó esta visión al señalar que “los principales afectados son los trabajadores que no tienen los privilegios de los sindicalistas”. Su crítica se centra en el carácter elitista de algunos sindicatos, como el de Pablo Biró, de Aerolíneas Argentinas, y Pablo Moyano, de Camioneros. Estos líderes gremiales son considerados como representantes de una “casta sindical” que, según Mogetta, no busca realmente el bienestar de la clase trabajadora. “La convocatoria al paro de esta gente que se juntó para esta medida son los máximos privilegiados de la casta sindical. Hablan de soberanía, de justicia social, de libertad sindical y derecho a huelga, para reclamar una huelga hacen una huelga”, argumentó, cuestionando la legitimidad de sus acciones.
Además, Mogetta enfatizó que estos líderes están “mirando los intereses de un sector político que está retirado”, sugiriendo que la huelga tiene tintes políticos y que busca desacreditar un Gobierno que, según él, está “creciendo” y “mejorando la vida a los argentinos”. En sus declaraciones a Radio Mitre, afirmó que este paro es un “boicot político de un grupo de dirigentes” que intenta recuperar el control frente a un Gobierno que avanza en sus políticas. Al referirse a los líderes sindicales, los describió como “jinetes del atraso” y “pilotos de un tren fantasma”, resaltando que su objetivo es preservar privilegios logrados en administraciones anteriores, sin considerar el bienestar general de la población.
De esta manera, el Gobierno se posiciona en un marco de confrontación con los sindicatos, marcando una línea de defensa hacia la clase trabajadora y cuestionando las motivaciones detrás del paro. Con una economía en crisis, esta situación se torna cada vez más delicada, y las tensiones entre el Ejecutivo y los gremios podrían profundizarse en el futuro cercano.