El consumo masivo cae 17,2% y supermercados responden con promociones y descuentos

El consumo masivo en Argentina registró en agosto una de las caídas más severas de los últimos años, con una retracción del 17,2%, según un informe de la consultora Scentia. Esta disminución drástica ha obligado tanto a comercios como a la industria a lanzar una serie de promociones y descuentos para mitigar el impacto en las ventas, que siguen descendiendo a pesar de las estrategias implementadas. Según el relevamiento de la consultora Eco Go, el 35,9% de los productos en góndolas virtuales contaban con algún tipo de descuento, lo que representó un incremento del 5,5% respecto a la semana anterior.

Entre las promociones más frecuentes, las cadenas de supermercados optan por descuentos directos sobre el precio de lista, seguidos por modalidades como el “segundo producto con x porcentaje de descuento” o los clásicos 2×1 y 3×2. Estas ofertas también se complementan con descuentos especiales para afiliados, que varían según el día de la semana. Sin embargo, aunque este tipo de estrategias parecen beneficiar al consumidor, detrás de ellas se esconde un escenario de crisis, como advirtió un representante del sector supermercadista: “Claramente volvió la actividad promocional fuerte, aunque no necesariamente es un buen indicador”. La razón principal de esta política es la fuerte caída en las ventas, especialmente en categorías como bebidas y productos de limpieza.

Otro problema que enfrenta el sector es la dispersión de precios entre los diferentes canales de venta. Mientras que en el pasado programas como Precios Cuidados ayudaban a que los supermercados ofrecieran precios más competitivos, hoy los comercios deben competir con autoservicios de barrio, que suelen tener costos más bajos. “El autoservicio es más barato, con lo cual las promociones son las únicas formas de competir con ese canal”, explicó una fuente del sector. Además, el uso creciente de billeteras virtuales como Modo y Mercado Pago, que ofrecen descuentos considerables, ha modificado la dinámica de consumo. Los consumidores planifican sus compras según los días de mayores devoluciones, en busca de maximizar el valor de su dinero en un contexto de pérdida constante del poder adquisitivo.

Finalmente, las promociones también esconden el accionar de algunos proveedores, que incrementan los precios de sus productos por encima de la inflación y luego los ajustan con descuentos, como una forma de prevenir posibles regulaciones gubernamentales. La situación actual contrasta con el pasado, cuando las promociones se centraban en bienes durables o semidurables y ofrecían cuotas sin interés. Hoy, el foco está en productos básicos de la canasta alimentaria, lo que refleja el delicado contexto económico y social que atraviesa el país.