El escenario internacional se vuelve cada vez más complejo para las aspiraciones del presidente Javier Milei, especialmente en materia de acuerdos comerciales. El reciente quiebre entre Donald Trump y Elon Musk puso en evidencia las dificultades que enfrentan hasta los aliados más cercanos del expresidente estadounidense para proyectar estrategias claras. Este conflicto, que también afecta indirectamente a socios como Milei, deja en suspenso las expectativas de firmar un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, una de las promesas más resonantes del mandatario libertario.
A pesar de su afinidad ideológica con Trump y con Elon Musk, Milei mantiene silencio frente a la disputa entre ambos magnates. Mientras tanto, su equipo económico y diplomático intenta avanzar en Washington en medio de una guerra comercial sin reglas claras. La última misión a Estados Unidos, encabezada por el secretario de Industria y Comercio Pablo Lavigne, buscó destrabar negociaciones arancelarias. Lo acompañaron la subsecretaria de Comercio Exterior, Carolina Cuenca, y el embajador Luis María Kreckler, hombre de confianza de Karina Milei. “Trump impuso aranceles globales ‘recíprocos’ del 10%”, recordaron desde la delegación, en referencia al contexto poco favorable para Argentina.
Sin embargo, el panorama general no es alentador. Las negociaciones con la Unión Europea también se encuentran estancadas. Hace dos semanas, una misión de europarlamentarios visitó Argentina con el objetivo de impulsar el acuerdo Mercosur-UE. Pero el encuentro, que contó con la participación de todos los partidos políticos, derivó en un tenso cruce entre Fernando Iglesias y Santiago Cafiero. “Queremos un acuerdo revisado. Este acuerdo aumenta las asimetrías y destruye el empleo”, reclamó el ex canciller. Desde Europa, los obstáculos también provienen de sectores proteccionistas como los de Francia, Polonia e Irlanda.
Mientras tanto, Brasil no acompaña el ritmo de apertura que propone Milei y ve con recelo las excepciones arancelarias que Argentina intenta conceder a Estados Unidos. “En la negociación no hay que parecer ni ansioso ni apurado”, advierten especialistas. La postura volátil de Trump, según su relación con China, y la debilidad legislativa del oficialismo argentino para aplicar reformas internas, complican aún más el escenario.
Pese a los gestos del gobierno argentino —como la eliminación de barreras no arancelarias y el cierre del mercado ilegal de La Salada—, desde Washington se mantienen firmes en sus exigencias. La Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos insiste en resolver obstáculos regulatorios y proteger los derechos de propiedad intelectual. Por ahora, todos los esfuerzos argentinos parecen insuficientes frente a un tablero internacional cada vez más impredecible.