EE.UU. defiende la ayuda a Argentina y enfrenta críticas del Congreso antes de las elecciones

El secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, volvió a defender este martes el paquete de apoyo financiero a Argentina y aseguró que el gobierno de Donald Trump no quiere “un estado fallido en la Argentina”. Bessent, uno de los principales responsables de la elaboración del plan que incluye más de US$20.000 millones en swaps y otros instrumentos, publicó un mensaje en X antes de la apertura de los mercados, en un contexto de creciente presión del Congreso estadounidense para que brinde explicaciones sobre el respaldo millonario al país sudamericano.

En su mensaje, Bessent vinculó la política económica interna de Estados Unidos con la ayuda internacional, destacando que “la agenda económica ‘América Primero’ de Trump ya ha proporcionado más de 2 billones de dólares en recortes de impuestos para los estadounidenses de clase media, impuestos más bajos y menos burocracia para las pequeñas empresas, y la fortaleza en el escenario mundial para contrarrestar a nuestros adversarios y apoyar a nuestros aliados”. Además, señaló que “Tesoro de Estados Unidos ha firmado un acuerdo de estabilización económica con el Banco Central de Argentina” y defendió la gestión del presidente argentino Javier Milei: “Los esfuerzos del presidente @JMilei para revertir las décadas de declive de su país, derivadas del izquierdismo radical del peronismo, son cruciales. Argentina ahora tiene la oportunidad de alcanzar la libertad económica, y nuestro acuerdo de estabilización es un puente hacia un futuro económico mejor para Argentina, no un rescate”.

Bessent también destacó que la ayuda busca contrarrestar políticas económicas anteriores de Argentina que consideró irresponsables: “El presidente Milei se ha esforzado por revertir políticas económicas irresponsables anteriores, como el gasto excesivo, la irresponsabilidad fiscal y el endeudamiento imprudente”. Y agregó: “Justo este mes, el FMI reiteró su pleno apoyo al sólido programa económico de Argentina. No queremos otro estado fallido en América Latina, y una Argentina fuerte y estable como buen vecino está explícitamente en el interés estratégico de Estados Unidos”.

Sin embargo, la ayuda ha generado críticas de legisladores demócratas que cuestionan la transparencia y legalidad de los desembolsos. Este lunes, la representante Nydia Vázquez y otros 35 congresistas enviaron una carta a Bessent en la que pidieron suspender la ayuda hasta que se entregue información detallada: “En un momento en que los aranceles, el aumento de los precios y los recortes a los programas nacionales esenciales están presionando a las familias y empresas estadounidenses, es preocupante que los fondos respaldados por los contribuyentes estadounidenses se desplieguen para estabilizar la moneda de un gobierno extranjero, aparentemente para promover objetivos partidistas, en lugar de satisfacer necesidades urgentes en el país”.

La misiva advierte que “la decisión de la Administración de proceder sin salvaguardias o transparencia plantea serias preocupaciones con respecto a la justificación, legalidad y responsabilidad fiscal de sus acciones” y solicita que se suspendan los desembolsos hasta que se aborden todos los problemas. La senadora Elizabeth Warren reforzó las críticas señalando que “los productores de soja estadounidenses están luchando por sus vidas por los aranceles de Trump… pero Donald Trump está más preocupado por cómo enviar más de 40.000 millones de dólares a Argentina para rescatar a un aliado político y a sus ricos inversores antes de una elección”.

Paralelamente, se conoció que los principales bancos estadounidenses, entre ellos JPMorgan Chase, Bank of America, Goldman Sachs y Citi, exigen garantías antes de liberar otro préstamo de US$20.000 millones, por considerar que Argentina “es un país que arrastra un largo historial de crisis de defaults”, según publicó The Wall Street Journal. La combinación de respaldo oficial y cuestionamientos legislativos refleja la tensión entre la política exterior de EE.UU. y las demandas internas antes de las elecciones legislativas del domingo.