Celulosa Argentina entra en default y admite que no podrá pagar su deuda de mayo

Celulosa Argentina, una de las principales compañías del rubro papelero del país, informó que no podrá afrontar el pago de su deuda en mayo, incluyendo obligaciones negociables y cheques de pago diferido. La empresa, controlada por el Grupo Tapebicuá y con participación de José Urtubey, comunicó la decisión a la Comisión Nacional de Valores tras una evaluación interna llevada a cabo por la consultora VALO Columbus. Según trascendió, el directorio venía analizando distintas alternativas para afrontar los compromisos financieros, entre ellas una posible reestructuración o el ingreso de nuevos socios capitalistas. Sin embargo, finalmente optaron por suspender los pagos.

“La Compañía informa que no podrá afrontar el pago de las obligaciones negociables que vencen durante el mes de mayo, como así tampoco los cheques de pago diferido”, expresó Celulosa en su comunicado oficial. Entre abril y junio, la firma debía cancelar compromisos por unos 25 millones de dólares entre pagarés bursátiles, cheques propios y obligaciones negociables. Como consecuencia directa del anuncio, las acciones de la empresa cayeron un 19,4% en la Bolsa porteña, cerrando a $316,50.

En su descargo, la empresa justificó la imposibilidad de cumplir con sus obligaciones mencionando una combinación de factores: caída de más del 30% en las ventas del mercado interno, aumento de los costos fijos en dólares por la apreciación del tipo de cambio, elevado costo del capital y la creciente percepción de riesgo sistémico en el sector, agravada por los problemas financieros de otras compañías agroindustriales como Los Grobo y Red Surcos. “Como resultado de todo ello, la mayoría de los acreedores de corto plazo procedieron a acelerar el reclamo de cancelación de sus posiciones, generando una presión adicional sobre la caja y la estructura financiera de la compañía”, detallaron.

Pese al difícil contexto, la empresa asegura estar enfocada en garantizar su funcionamiento y preservar los puestos de trabajo. “La compañía informa adicionalmente que todos los recursos disponibles se van a utilizar estratégicamente para asegurar la operación y la continuidad laboral, priorizando el normal abastecimiento de nuestros clientes”, indicaron desde Celulosa. Además, el Grupo Tapebicuá realizó un aporte de 7,4 millones de dólares en un intento por sostener la actividad, aunque los controlantes también vendieron acciones en el mercado, reduciendo su participación al 46,79%.

Las señales de alarma sobre la situación financiera de Celulosa no son nuevas. En septiembre de 2023, cerró su aserradero en Corrientes y despidió a más de 70 trabajadores. En diciembre, la calificadora FIX advertía que la empresa enfrentaba un calendario de vencimientos concentrado y una caja insuficiente para cubrirlos. Para noviembre del año pasado, la deuda financiera de la firma alcanzaba los 164 millones de dólares, compuesta en parte por préstamos bancarios, obligaciones negociables y créditos de compañías relacionadas. La situación se agravó en abril, cuando Moody’s redujo sus calificaciones crediticias en moneda local y extranjera. Con plantas en Capitán Bermúdez y Zárate, Celulosa opera en distintos segmentos del mercado papelero y maderero, y su presente plantea fuertes desafíos de cara a su futuro financiero.