El Índice de Confianza en el Gobierno (ICG) elaborado por la Universidad Torcuato Di Tella registró en septiembre una fuerte caída del 8,2% respecto al mes anterior, alcanzando los 1,94 puntos en una escala de 1 a 5. Aunque no se trata de una encuesta electoral, este indicador —medido de forma ininterrumpida desde hace más de dos décadas— suele anticipar cambios en el humor social y, en muchos casos, anticipó tendencias en las urnas. Por eso, el nuevo dato encendió las alarmas dentro del Gobierno nacional, que atraviesa un contexto económico delicado y una etapa de incertidumbre política a semanas de las elecciones generales del 26 de octubre.
El estudio, realizado por la consultora Poliarquía entre el 5 y el 15 de septiembre, abarcó mil casos en todo el país. Su director, Alejandro Catterberg, ya había advertido días atrás sobre un deterioro en el consumo familiar: “La caída del consumo del tercer trimestre se refleja principalmente en septiembre”, señaló. Ese mismo retroceso se estaría reflejando ahora en los niveles de confianza, lo que, según los analistas, podría estar relacionado con el revés electoral que sufrió La Libertad Avanza en la provincia de Buenos Aires a comienzos de mes.
El informe completo detalla que “el ICG de septiembre fue de 1,94 puntos, nivel que representa una caída del 8,2% respecto del mes anterior y del 10,0% respecto del mismo mes del año pasado”. Además, aclara que “el nivel de confianza actual es 31,9% menor que el de la medición de septiembre de 2017, durante la gestión de Mauricio Macri, y 23,1% mayor que el de septiembre de 2021, durante el gobierno de Alberto Fernández”. Los números muestran que, pese al deterioro reciente, Milei mantiene un nivel de confianza superior al de la última administración kirchnerista, aunque con una tendencia descendente.
El documento también describe el perfil de quienes aún mantienen una percepción más favorable del Gobierno. “En septiembre, el ICG fue mayor entre los hombres, entre los jóvenes de entre 18 y 29 años, entre quienes viven en el interior, entre quienes alcanzaron hasta la educación terciaria y/o universitaria, entre quienes dicen no haber sido víctimas de delitos en los últimos 12 meses, y entre quienes creen que la situación económica del país dentro de un año será mejor que la actual”.
Sin embargo, el deterioro fue generalizado: “Respecto del mes anterior, la variación del ICG fue negativa en sus cinco componentes: Honestidad de los funcionarios (2,44 puntos, -3,7%); Capacidad para resolver los problemas del país (2,38, -3,1%); Eficiencia en la administración del gasto público (1,87, -11,2%); Evaluación general del Gobierno (1,57, -11,5%); y Preocupación por el interés general (1,47, -15,1%)”.
El resultado llega en un momento clave para el oficialismo. Los sondeos privados muestran que la ventaja de La Libertad Avanza sobre Fuerza Patria, el espacio del peronismo unido, se redujo y ya estaría dentro del margen de error. En ese marco, los analistas advierten que la elección podría definirse entre dos sensaciones contrapuestas: el malestar por la pérdida de poder adquisitivo y la caída del consumo, o el temor de una parte del electorado a un eventual regreso del kirchnerismo al poder. La evolución del humor social durante las próximas semanas será decisiva para el desenlace electoral.