El Gobierno ha impulsado la importación de productos de consumo masivo con el argumento de que esta medida contribuirá a “abaratar” los precios de la canasta básica. Sin embargo, un reciente relevamiento de la entidad de usuarios DEUCO revela que, en el caso de frutas y verduras, las importaciones están resultando mucho más caras que los productos nacionales. Según el estudio, la brecha de precios mayoristas entre los productos importados y los de producción local varía entre un 36% y un 160%, lo que pone en duda la efectividad de la política implementada por el Ejecutivo.
Las frutas, en particular, evidencian las diferencias más notables. Las naranjas importadas desde España y Egipto, por ejemplo, tienen un precio mayorista promedio de $1.300 por kilo, mientras que las naranjas provenientes de Entre Ríos o Salta cuestan solo $500. La situación es similar con las uvas, cuyo precio mayorista de las importadas desde Chile es de $3.500 por kilo, un 156% más caro que las uvas producidas en Mendoza, San Juan y Río Negro, que cuestan alrededor de $1.370. Además, las paltas importadas desde Chile o Brasil muestran una diferencia de precios del 108% respecto a las de Jujuy y Tucumán. Aunque las diferencias en las verduras son menores, siguen siendo significativas, con un rango entre 36% y 65%, destacándose productos como las papas brasileñas y las batatas.
A pesar de estas disparidades, las importaciones de estos productos siguen creciendo, lo que afecta negativamente a las economías regionales. Según los datos más recientes del INDEC, las importaciones de alimentos y bebidas alcanzaron un récord de US$ 260 millones en enero de este año, lo que representa un aumento del 87% en comparación con el mismo mes del año anterior. Entre los productos más afectados se encuentran el limón, el tomate, la cebolla y la zanahoria, que han visto un fuerte incremento en las toneladas importadas.
Pedro Bussetti, titular de DEUCO, criticó la política de importaciones, señalando que “importar es más caro que comprar argentino”. Según Bussetti, este fenómeno tiene un doble impacto negativo: por un lado, afecta a los productores nacionales y a los trabajadores de las cadenas de valor alimenticias, quienes podrían perder sus fuentes de trabajo, y por otro, genera un drenaje de divisas que compromete las finanzas del país. Además, agregó que “el objetivo de disminuir los precios y beneficiar a los consumidores no se comprueba” con esta estrategia.
El Instituto para el Desarrollo Agroindustrial de Argentina también expresó su preocupación por el creciente volumen de importaciones, que ahora no solo provienen de los países limítrofes. En el caso del tomate enlatado, por ejemplo, la importación en enero alcanzó las 9.277 toneladas, superando todo lo importado en 2023 y más de la mitad de lo importado en 2024. La novedad es que el origen de estas importaciones se ha ampliado, y ahora incluyen a países como China, lo que preocupa aún más a los productores nacionales. Por otro lado, los limones también registraron un aumento significativo, alcanzando casi 7.000 toneladas importadas en enero, con la inclusión de nuevos países proveedores como España y Egipto.