Mientras el presidente de la Nación se presentaba como cantante en el escenario del Movistar Arena, el gobernador bonaerense Axel Kicillof aprovechó para lanzar duras críticas hacia él. “Hay que resaltar el grado de locura que esto implica”, afirmó el mandatario provincial durante una entrevista con C5N, en la que expresó su asombro por el momento elegido por Javier Milei para publicar su nuevo libro. Para Kicillof, la decisión de lanzar una obra literaria en medio de una crisis económica y social no sólo refleja una desconexión con la realidad, sino también una falta de prioridades.
“El Presidente está por fuera de la realidad realmente”, dijo Kicillof mientras en el fondo sonaban los aplausos y las canciones interpretadas por el propio Milei en el estadio de Villa Crespo. El gobernador advirtió que, en un contexto de profunda “crisis social y productiva”, el mandatario opta por un acto más cercano al espectáculo que a la gestión de gobierno. “Qué hace el Presidente en esta crisis económica, con esta situación social, haciendo esto?”, se preguntó con dureza. “A Milei hay que despertarlo”, sentenció.
Kicillof también se refirió a la reciente renuncia de José Luis Espert como candidato a diputado nacional por La Libertad Avanza (LLA). El gobernador consideró que ese alejamiento pudo no haber sido —como se dijo— únicamente por razones internas, sino parte de un diseño paulatino impulsado desde afuera. “Si no hubiera pasado eso, Espert seguía como candidato”, evaluó, y avanzó con una acusación más provocadora: “Yo no sé si no lo bajan los yanquis, porque el jefe de campaña de La Libertad Avanza […] es Donald Trump”. Para Kicillof, no fue la polémica por el juicio, ni los vuelos ni las acusaciones judiciales lo que terminó con la postulación de Espert, sino una decisión pragmática: “Lo corren por conveniencia electoral, ni siquiera por las acusaciones vinculadas con el narco”.
En su diagnóstico sobre la estrategia electoral de Milei, el gobernador bonaerense aseguró que tras las elecciones del 7 de septiembre en la provincia de Buenos Aires —que calificó como un plebiscito— el presidente “no entendió nada, no escuchó nada y en lugar de recalcular y hacer autocrítica, profundizó (su posicionamiento) y se fue corriendo a Estados Unidos”. Según Kicillof, ese momento fue clave para poner un freno a la figura de Milei, pero lejos de modificar su rumbo, el líder libertario reforzó su vínculo con figuras internacionales.
De cara al 26 de octubre, fecha de las elecciones legislativas, Kicillof advirtió que todavía hay incertidumbre sobre qué boleta se utilizará, dado el retiro de Espert. Y en tono de broma provocadora, lanzó su propuesta para resolver la situación: “Si van a cambiar la boleta, que lo pongan a Trump”. Con esa frase, el gobernador no solo cuestiona la dependencia externa del gobierno de Milei, sino que ironiza sobre la posibilidad de una candidatura de ultra-alta visibilidad que trascienda las fronteras locales.
En definitiva, para Kicillof, el momento del lanzamiento editorial presidencial no es un simple acto simbólico, sino la expresión de un proyecto político desconectado de las realidades más urgentes de la Argentina. Su lectura es clara: el espectáculo reemplaza a la gestión, y la estrategia electoral se nutre de vínculos internacionales más que de compromisos internos.