A poco más de dos semanas de las elecciones legislativas del 26 de octubre, la campaña electoral de La Libertad Avanza y el PRO atraviesa un momento crítico. Pese a la magnitud del desafío —con Ciudad y Provincia de Buenos Aires concentrando el 45% del electorado nacional—, las calles muestran una notoria apatía política y la actividad partidaria se encuentra casi paralizada. En la Ciudad, la fórmula encabezada por Patricia Bullrich y Alejandro Fargossi para el Senado y Diputados no logra despegar; mientras que en territorio bonaerense, los nombres de José Luis Espert y Diego Santilli enfrentan cuestionamientos que complican la estrategia de campaña.
En el PRO reconocen que las sospechas sobre los presuntos vínculos de Espert con el empresario narco Fred Machado generaron un fuerte impacto negativo. “Afecta de manera preocupante la campaña”, admiten fuentes partidarias, señalando que la controversia limita las recorridas y actos públicos. A ese escándalo se suma la denuncia de corrupción que involucra al funcionario Diego Spagnuolo y la crisis económica que erosiona el clima electoral. En las redes sociales —el espacio natural de los libertarios— la polémica se amplifica: un reciente video de Espert cuestionando al kirchnerismo derivó en una ola de comentarios acusándolo de “narco”. El propio economista reconoció que Machado financió su partido, el Frente Unite, durante la campaña presidencial de 2019, aunque ese espacio no presentó correctamente la rendición de cuentas ante la Justicia Electoral.
Desde el macrismo bonaerense surgen voces de alarma. “Si Espert no sale a explicar y a contar su verdad, puede terminar como Spagnuolo con ANDIS. No me parece buena estrategia, si decís la verdad tendrías que salir a jugar fuerte”, sostuvo un legislador del PRO bajo reserva. Otros dirigentes admiten que la situación los pone a la defensiva: “Nos cuesta salir a la calle a militar las listas o dar entrevistas que no sean a los amigos, porque corremos el riesgo de tener que defender sospechas de corrupción o vínculos narco”. Un pensamiento común recorre a los macristas tanto en Ciudad como en Provincia: “Nunca tuvimos que salir a poner la cara por un caso de corrupción en el gobierno de Mauricio, y ahora resulta que lo tenemos que hacer por ellos”.
En la Ciudad, el panorama no es mejor. “No hay directamente campaña”, confiesan en el PRO. Jorge Macri, enfocado en la gestión porteña, evita mostrarse en actos políticos y mantiene un perfil bajo, al igual que su primo Mauricio. Ninguno planea recorrer las calles para respaldar a Bullrich y Fargossi o defender la gestión de Javier Milei. Apenas se los verá acompañar a los candidatos del PRO, Fernando de Andreis y Antonela Giampetra, en alguna actividad puntual.
A esto se suma otro desafío: la fuga de votos del electorado macrista tradicional hacia otros espacios. Ricardo López Murphy, con su propuesta liberal y el color amarillo del PRO en la Boleta Única, se posiciona como un canal natural para los votantes desencantados. Lo mismo ocurre con figuras como Diego Guelar o Facundo Manes, que atraen al voto de centro o centroizquierda que antes contenía Juntos por el Cambio.
En apenas cinco meses, La Libertad Avanza pasó de la euforia por su triunfo frente al PRO en la Ciudad a un escenario de desconfianza y desgaste interno. La alianza que debía consolidar el bloque liberal-conservador se muestra fracturada. En ese contexto, Mauricio Macri ya le habría pedido a Milei un “profundo cambio de gabinete” como condición para sostener la sociedad política. Un pedido que, por ahora, el Presidente libertario no parece dispuesto a conceder.