Mercado de maquinaria agrícola enfrenta un año de transición con desafíos estructurales y oportunidades externas

El mercado de maquinaria agrícola transita un año de transición, marcado por señales mixtas y un panorama que depende en gran medida del financiamiento y del desempeño de la campaña agrícola. Así lo señalaron Leandro Brito Peret, director ejecutivo de la Asociación de Fábricas y Distribuidores Argentinos de Tractores y Equipamientos Agrícolas (AFAT), y Enrique Bertini, presidente de la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinaria Agrícola (CAFMA), en el marco del Agrievolution Summit 2025, que se realizó por primera vez en la Argentina.

Brito Peret explicó que los números del primer semestre pueden llevar a confusión: “Si mirás el Excel, son similares a los del 2023, que fue muy buen año. Pero en realidad el semestre fue tan flojo como 2024, con un pico puntual en Expoagro y luego un freno de mano”. Según el directivo, las tasas de financiamiento menos competitivas de lo esperado y la confirmación de la suba del esquema de retenciones tras el 30 de junio enfriaron rápidamente las expectativas. “Se instaló la idea de que íbamos a ganar menos, y eso desmotivó las compras”, apuntó. Por ahora, el mercado de fierros se mantiene dentro de valores normales, con perspectivas de equiparar “con suerte” los niveles de 2023 y superar los del 2024, que fue un año complicado para el sector.

Bertini coincidió en que la venta de maquinaria viene “en mitad de tabla”: “En Palermo esperábamos un repunte con la baja de retenciones y las líneas al 24%, pero no ocurrió. La rentabilidad del productor es baja, y eso frena cualquier entusiasmo”. Ambos dirigentes coincidieron en señalar problemas estructurales: según AFAT, el 70-80% de los tractores tiene más de 15 años y el mismo porcentaje de cosechadoras supera los 10 años de antigüedad. “Estamos en 5.000 tractores por año; en 2017 fueron 8.000, un volumen aceptable para encarar la renovación”, recordó Brito Peret.

A este panorama se suma la elevada carga impositiva que encarece los equipos. “Antes de salir de fábrica, ya hay un 32% de impuestos; en el concesionario, se le suman un 17% más. Casi el 50% del valor de la máquina son impuestos”, explicó el ejecutivo, quien también destacó los “costos invisibles” derivados de la falta de infraestructura, como seguros más caros y mayor desgaste logístico. Por su parte, Bertini alertó que el segmento de proveedores de partes y componentes es uno de los más golpeados: “La importación de insumos chinos invadió rápidamente el sector, y muchos agropartistas quedaron en una situación complicada”.

El ingreso de maquinaria importada, especialmente de China, aún no impacta en volúmenes, pero genera competencia. “El productor deberá evaluar calidad y servicio, que hoy siguen siendo fortalezas de las fábricas locales”, planteó Brito Peret. En el plano internacional, la actual paridad dólar-euro es favorable, aunque Bertini advirtió: “Sin continuidad, se pierden los mercados ganados. La representatividad argentina ha sido oscilante, y eso nos resta presencia”. Por ello, CAFMA impulsa la marca sectorial Agrinova, con el objetivo de proyectar la maquinaria argentina al mundo: “Así como el vino y la carne tienen sus marcas, nuestra maquinaria también necesita un sello que nos identifique afuera”, subrayó.

Otro factor a considerar es la maquinaria usada. Brito Peret explicó que todavía no se observa un impacto directo, aunque podría sentirse en el segmento de cosechadoras: “El impacto mayor puede darse en las máquinas de más alto valor. Queremos ver uno o dos ciclos de ventas para entender si hay o no un efecto concreto”. La derogación de la normativa que limitaba este negocio se produjo al cierre de la campaña de cosecha, por lo que los fabricantes esperan en los próximos meses un panorama más claro sobre cómo afectará la circulación de equipos usados en el mercado nacional.