En una decisión tomada sin anuncios oficiales y confirmada por organismos de derechos humanos, el Gobierno argentino retiró la candidatura del país para integrar el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. La medida, inédita desde la creación del organismo en 2006, marca un giro respecto de la histórica participación de la Argentina en este foro internacional dedicado a promover y proteger los derechos humanos en el mundo. Según trascendió, la decisión ya fue comunicada al representante argentino ante la ONU, Francisco Troppepi, y se espera que este la notifique a su par en Ginebra, Carlos Foradori, donde funciona el Consejo.
Desde su creación, el Consejo había contado con la presencia activa de la Argentina, que integró el órgano en cinco períodos distintos y llegó a ocupar su presidencia en 2022, a través del embajador Federico Villegas. En esta oportunidad, el país competía junto a Chile por dos vacantes reservadas a América Latina y tenía asegurados los votos necesarios para continuar su labor. Sin embargo, el alineamiento del presidente Javier Milei con líderes como Donald Trump y Benjamín Netanyahu, críticos tanto del Consejo como de la propia ONU, habría influido en el cambio de postura. Fuentes diplomáticas señalaron que “por primera vez en su historia, la Argentina decidió declinar su candidatura al órgano más importante del mundo para la protección de los derechos humanos”. El lugar que deja vacante será ocupado por Ecuador, en elecciones previstas para octubre en la Asamblea General.
La decisión generó críticas de organizaciones de derechos humanos. Amnistía Internacional expresó su preocupación en un comunicado: “El Consejo, integrado por 47 Estados, es central para promover y proteger los derechos humanos en el mundo”. En un hilo de publicaciones, la entidad advirtió: “Si Argentina declina su candidatura no integrará el Consejo y, como tal, no puede votar ni presentar resoluciones por lo que no tiene poder de decisión. Pero sigue igualmente obligada por los mecanismos internacionales de derechos humanos de la ONU y puede intervenir como observador”. Amnistía recordó que el Consejo es un foro global que permite examinar violaciones, crear misiones de investigación y revisar periódicamente la situación de todos los países. “Ser parte implica asumir compromisos concretos y someterse al escrutinio internacional”, añadió.
La organización también subrayó que la participación argentina en el Consejo era “parte de su integración internacional y compromiso con el multilateralismo”. En ese sentido, destacó que el país había impulsado resoluciones sobre diversidad y justicia climática y apoyado misiones de investigación en lugares como Venezuela y Myanmar. “Su retiro debilita esa tradición y su renuncia a ese rol envía una señal preocupante sobre su voluntad de sostener un compromiso con los derechos de las y los argentinos en el mundo”, sostuvo Amnistía Internacional. Finalmente, concluyó: “Las instituciones internacionales seguirán funcionando con o sin Argentina, pero aunque no sorprenda, Milei no tiene interés en tener un lugar en esa mesa para influir en las normas y políticas del futuro, ni siquiera para proteger los derechos humanos de las personas en Argentina”.