En el reciente Summit del IAE Business School, realizado en el Centro de Convenciones de la Ciudad de Buenos Aires, más de 700 ejecutivos asistieron a un debate sobre el presente y futuro económico del país. Allí, figuras políticas, académicos y empresarios expresaron su preocupación por el impacto que el dólar barato y la apertura económica tienen sobre la competitividad de las empresas argentinas. El cierre del encuentro estuvo a cargo del ministro Luis Caputo, quien defendió la política cambiaria oficial y cuestionó duramente a sus críticos. Sin embargo, diversas voces especialistas cuestionaron el modelo vigente y señalaron las dificultades estructurales que enfrenta el sector productivo nacional.
Marina Dal Poggetto, directora de la consultora EcoGo, planteó que la estabilización económica debe abordarse en simultáneo en las dimensiones macroeconómica, microeconómica y política. “Ahora el objetivo es que el dólar esté bajo, cuando en el acuerdo con el Fondo Monetario se requería un dólar más alto”, explicó. La economista sostuvo que “el programa financiero no está cerrado y el monetario tiene como principal función la expansión del crédito”, y agregó que “post octubre habría que avanzar con la recomposición de reservas y eso requiere un escenario cambiario distinto”. Por su parte, Pablo Dragún, director del Centro de Estudios de Relaciones Internacionales de la Unión Industrial Argentina, alertó que “la actividad industrial está 9 ó 10% abajo del nivel de 2023, con una caída de 36.000 puestos de trabajo”, y remarcó la necesidad urgente de trabajar en competitividad, costos, márgenes y reformas estructurales pendientes.
Desde la academia, Juan Carlos Hallak, investigador del Conicet y docente de la UBA, señaló uno de los problemas centrales: “No sabemos exportar. El desafío más grande es generar más valor con la misma cantidad de insumos”. En ese sentido, destacó que “la apertura ayuda un poco, pero se requieren más cosas, no tenemos la calidad ni la innovación que debemos tener”. Matías Kulfas, ex ministro de Desarrollo Productivo, insistió en el rol imprescindible del Estado para impulsar la productividad, especialmente mediante la inversión en infraestructura: “Para exportar energía y minería se necesitan rutas. Un Estado que se desentiende de la obra pública está condenando al país a tener menor productividad”. Dragún también enfatizó que “el costo logístico en Argentina es más elevado que en otros países” y que “es fundamental avanzar en la reforma laboral, en diálogo con los trabajadores, y promover la expansión del crédito a tasas adecuadas”.
Dal Poggetto advirtió sobre las contradicciones del sistema impositivo argentino: “Argentina quiere tener el Estado sueco con los impuestos de Paraguay. ¿Cómo hacemos para bajar impuestos si no resolvemos la evasión? Argentina recauda 29 puntos del PBI con una presión impositiva del 50%”. Y concluyó que “falta saber cuáles son las reformas que están previstas para después de octubre”. Kulfas agregó que “el esquema de precios relativos está hecho para que solo los sectores primarios puedan progresar” y que “la estabilización es central, pero hay que considerar cómo se implementa”. Hallak cerró señalando que “con Vaca Muerta, el agro y la minería no alcanza. Hay que hacer productos con mayor diferenciación”, y remarcó que “el sistema de promoción de exportaciones está quebrado”. Por último, Dal Poggetto lamentó el clima hostil en el debate público: “No va a haber financiamiento ilimitado para Argentina. La consolidación fiscal tiene que ser duradera y la apertura de la economía debe hacerse con un tipo de cambio más alto. Pero, ¿cómo se discute esto si a cada crítica la respuesta es ‘mandril, mandril, mandril’?”, en alusión a los ataques que recibe por parte del presidente Javier Milei.