Este viernes, el Directorio del Fondo Monetario Internacional (FMI) se reunirá para aprobar un nuevo acuerdo con Argentina, que otorgará una línea de crédito por US$ 20.000 millones a un plazo de 10 años, con un período de gracia de cuatro años. Este acuerdo es crucial para la economía del país, ya que permitirá recibir los desembolsos durante los próximos cuatro años, mientras que la devolución de los fondos comenzará en 2029 y se extenderá hasta 2034. El primer desembolso es el principal punto de incertidumbre, ya que es clave para fortalecer las reservas del país y sentar las bases para la desactivación del cepo cambiario.
La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, había señalado que un adelanto de US$ 8.000 millones era “razonable”, aunque desde el Ministerio de Economía de Argentina se ha buscado un monto superior, que podría oscilar entre los US$ 11.400 y US$ 12.000 millones. Incluso algunos rumores apuntan a que el desembolso inicial podría alcanzar los US$ 15.000 millones. Las negociaciones con el FMI se desarrollaron en un contexto complejo, marcado por una crisis financiera global y una escalada de tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, dos de los países miembros más influyentes en el Directorio del organismo.
El acuerdo en cuestión forma parte del Programa de Facilidades Extendidas, cuyo objetivo es permitirle a Argentina salir gradualmente del cepo cambiario y mejorar la calificación de su deuda en las agencias de rating de cara a 2026, año en el que el país planea retornar a los mercados internacionales de deuda. Una de las metas del acuerdo será dejar de utilizar fondos propios para pagar la deuda externa, como ocurre en la actualidad, y comenzar un proceso de “roll over”, que consiste en emitir nueva deuda para cancelar la existente. Esta estrategia permitiría, además, aumentar las reservas internacionales, aunque el riesgo país se mantiene elevado, superando los 1.000 puntos básicos.
El acuerdo también incluye pautas que Argentina deberá cumplir, entre ellas, una meta de acumulación de reservas y un ajuste en el régimen cambiario. Se especula con que el país podría pasar de un “crawling peg” de 1% mensual a un sistema de bandas con un piso y un techo para el tipo de cambio. Esta posible reforma en el régimen cambiario ya ha tenido impacto en los mercados: el jueves, los futuros del dólar experimentaron un aumento promedio del 1,48%, con un salto de hasta el 5,78% para el contrato de abril, lo que anticipa una devaluación directa del peso de alrededor del 10,5% en este mes.
Además, el acuerdo podría implicar el fin del denominado “dólar blend”, que permitía a los exportadores liquidar una parte de sus divisas en el mercado de contado con liquidación, lo que ayudaba a mantener la brecha cambiaria y evitar que los dólares ingresaran a las reservas. La aprobación del acuerdo con el FMI se suma a la visita del secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, quien llegará a Argentina el próximo lunes para respaldar la “audaz” política económica del presidente Javier Milei. Esta visita se produce en medio de intensas negociaciones internacionales, especialmente tras el aumento de aranceles impuestos por Donald Trump a los productos que ingresan a Estados Unidos, lo que afectó a varios países, incluida Argentina.