El gobierno argentino se encuentra impulsando una serie de reformas clave, entre ellas las laborales, previsionales y tributarias, con el objetivo de mejorar la competitividad del país y reducir la carga impositiva. La reforma tributaria, en particular, es vista por muchos expertos como un paso fundamental, aunque complejo, debido a la alta cantidad de impuestos que gravan tanto a empresas como a consumidores. Según algunos especialistas, “no solo tenemos muchos impuestos, sino que son malos”, lo que genera distorsiones en la economía. Se señala que más de un tercio de los tributos actuales afectan gravemente la competitividad, especialmente aquellos como las retenciones a las exportaciones, el impuesto al cheque, los ingresos brutos y las tasas municipales, los cuales “no tienen arreglo” y deben ser eliminados.
Un tema central dentro de esta reforma es la eliminación de las retenciones, un impuesto que afecta de manera directa al sector agropecuario, que actualmente financia en su totalidad a la Nación. La propuesta de eliminar las retenciones ha generado debate, ya que su eliminación no solo afectaría la recaudación de la Nación, sino también el financiamiento de las provincias y municipios, que dependen de la coparticipación de impuestos como el de Ganancias. En este contexto, el especialista señala que, si bien “eliminarlas no es tan difícil” y podría lograrse mediante la recaudación de otros impuestos, como el de Ganancias, “todo el costo está concentrado en Nación” y esto requiere una solución más amplia, que involucre a las provincias.
La reducción de impuestos, como la propuesta de bajar los tributos nacionales a solo seis, también ha generado preocupación entre los expertos. Para muchos, “lo más complicado es eliminar los más distorsivos”, como las retenciones y el impuesto al cheque, sin generar un ajuste fiscal excesivo que pueda repercutir en otras áreas del gasto público. A pesar de las dificultades, algunos ven en la reforma previsional una posible vía para aliviar la carga fiscal, permitiendo la reducción de otros impuestos como Ingresos Brutos. Para esto, se tendría que complementar el fortalecimiento de los impuestos considerados más “buenos”, como el IVA y Ganancias, y apostar a una suba de la economía que permita aliviar el peso de los tributos más perjudiciales.
En cuanto a la propuesta de un “super IVA”, que incluiría una mayor tasa de este impuesto a cambio de eliminar otros impuestos como Ingresos Brutos y tasas municipales, algunos consideran que sería una opción viable. Si bien podría implicar un aumento en el precio de algunos productos, la medida podría simplificar la estructura impositiva y reducir la evasión, tal como se ha visto en Córdoba con la unificación del IVA. Sin embargo, los expertos advierten que cualquier reforma tributaria debe ser implementada con cautela, ya que, si bien la reducción de impuestos podría generar beneficios a largo plazo, a corto plazo podría aumentar los precios de algunos productos y servicios, afectando directamente al consumidor.