La construcción del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner (GPNK) tendrá un impacto significativo en la matriz energética y la economía del país una vez que se complete. Además, ya está generando condiciones para una importante transformación social y laboral en las comunidades cercanas a la traza de la obra de infraestructura más grande de los últimos 40 años en Argentina. El proyecto que lleva adelante la empresa estatal Energía Argentina junto a tres grandes contratistas privadas ocupa un 60% de su fuerza laboral de mano de obra local proveniente de las zonas cercanas a la ruta del gasoducto, que cruza cuatro provincias: Neuquén, Río Negro, La Pampa y el oeste de Buenos Aires. A lo largo de la traza, el gasoducto atraviesa más de 150 parcelas privadas, cuyos propietarios brindaron permisos de paso y acceso a los campos para esta obra de interés público.
Pablo Raiden, jefe de Relaciones Comunitarias de Techint en el GNPK, comentó que se generó mucha expectativa por el gran beneficio para el país en cuanto al aporte energético, así como por el impacto social y económico que podría lograrse en el corto y mediano plazo en las localidades cercanas a la obra. Actualmente, más de 3,000 empleos directos se han creado en la suma de todos los frentes de trabajo, de los cuales el 10% son mujeres. “Se contrató a toda la gente de la zona disponible, por lo que toda la masa laboral que se encontraba desempleada hoy está trabajando”, dijo Raiden.
El porcentaje de contrataciones locales no fue mayor debido a la falta de capacitación en tareas específicas y calificadas necesarias para una obra de infraestructura de esta magnitud. Las empresas tuvieron que contratar a trabajadores de prácticamente todas las provincias del país que ya habían cumplido tareas en proyectos anteriores.
Aunque el plazo de la obra no permite un programa social sostenible a largo plazo, se llevan a cabo acciones de capacitación. Raiden explicó que una vez que finalice la obra, habrá cientos de personas con nivel técnico en administración, seguridad de obra, albañilería, herrería, soldadura, construcción, mantenimiento, manejo de vehículos y sustancias en todas las comunidades cercanas a la ruta del gasoducto. Esta formación permitirá a muchos habitantes de la región aspirar en el futuro a emprendimientos propios o sumarse a proyectos del sector energético que ya están en marcha y por venir en la región, impulsados por Vaca Muerta. Evelyn Inostrozo, de 29 años e hija de uno de los propietarios de las parcelas que atraviesa el gasoducto en la zona de Catriel, es un ejemplo de esto: trabaja como “auxiliar de almacén” del campamento PK60 y, gracias a su experiencia en la obra, decidió iniciar la Tecnicatura.